lunes, 12 de enero de 2015

Quise decirle
antes que cambiara la música
que tenga cuidado con lo que elige
porque a partir de ahora,
lo que elija,
quedará para siempre asociado a este momento,
al recuerdo de sus piernas desnudas
yendo al equipo de música,
a su forma de cerrar los ojos 
y morderse los labios 
cada que disfruta una canción porque resulta que
la música,
como el amor,
también se disfruta con el cuerpo.
Como si nada vuelve al sillón
enreda las piernas, toma un poco de vino.
Entonces la canción de Miles Davis
me recordará siempre a 
su dedo índice enredándose en mi pelo
el olor de su piel en verano
la uñas pintadas de amarillo
y una doto en la que mira al horizonte de perfil.
Quise decirle
mientras reía con mis amigos al amanecer
que me enamora que sea tan versátil.
Quise decirle 
que hay en mi memoria
un conjunto de planos detalle suyos
que me inundan las canciones
que utilizo para traerla
cuando no está.
Y cuando no está, de alguna manera,
también es lindo
para acordarme
por qué me hace falta
que son las mismas razones 
por las cuales la quiero.
Quise decirle, pero me quedé callado.
Quise decirle,
te quiero
pero cuando lo intenté,
a oscuras,
ya se había ido.


Cuánto más fácil es decir
sin decir nada.
Bruna.

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