jueves, 21 de agosto de 2014

Todo el iTunes, dice.

Mi habitación traspasó el nivel del desorden para pasar a ser un asco. Hace días que me vengo autoconvenciendo de que un papel más en el escritorio no es nada, pero todos esos menos hubieran sido un montón. De la ropa mejor ni hablar. Hace calor y tengo ganas de usar vestido y escuchar The Kooks; quizás entrarle a una birra bien fría, aunque mucho no me guste. Poner la música fuerte y bailar sola en el medio de la habitación mientras la ordeno un poco. Y cantar, porque las de The Kooks me las sé todas desde esa primavera en la que chapaba con Luciano en la cocina de casa mientras hacía café. Hay cosas que son inevitables de asociar. Como Agapornis y ese video en el que canto aferrada a una botella de champagne. Como escribir champagne y pensar en Miami Horror. 
No sé si es el calor pero estoy teniendo buenos días. Andá a saber qué onda, yo que siempre fui predicadora del invierno. Quizás sea que un poquito de algo después de tanto de otra cosa siempre está bueno. Como el Malibú bien frío a la hora de la merienda, las mesas afuera en los barcitos o el helado de los domingos con papá. Como el pibe que te escribe un martes a las once de la mañana para verte y vos, que sos media histeriquita, le decís que no podés. Aunque después quieras creer que es por eso y no que te da miedo que el pibe sólo quiera coger con vos. Porque al final medio que te preocupa eso, que seas la minita a la que le escribe porque no tiene nada mejor que hacer y era verte o dormir la siesta. Eso me preocupa tanto como la lluvia que va a largarse después de tanto calorcito y tanto Malibú, por eso mañana voy a salir en zapatillas o botas de lluvia, porque el agua muy linda y todo pero arruina los zapatos. 
Y ahora medio que sonrío mientras vuelvo a casa en el 130 con la cámara, el trípode y la mochila. No importa mucho que me voy a pasar la noche en vela editando un video o que vengo acumulando horas de sueño que nunca voy a recuperar. A veces tampoco importa que te de la bola que vos querés el pibe que querés. Y pienso que esta semana no voy a ir a terapia, porque no lo necesito. Así que le escribo un whatsapp: "Ana, el viernes no voy a poder ir. Nos vemos la semana que viene.". Casi lo mismo que le escribiste el martes. "No puedo". Una vez mi psicóloga me preguntó, respecto de un hecho particular, por qué hago lo contrario a lo que quiero. Y ahí estaba yo, como esa noche de invierno en la que me moría de ganas de que me llevara a mi casa, diciéndole "No, gracias, vuelvo con ...". Y me dio un beso y se fue. Así lo conté en terapia, así lo repetí el martes en otra situación. No aprendo más. A veces creo que Marina debería sacudirme un poco para que reaccione.
Puse The Kooks porque me traiciona la conciencia. Escribir con música me cuesta más porque termino mirando la pantalla mientras canto. Igual me está costando un montón escribir, aunque ahora esté escribiendo así sinceramente lo que pienso. A veces pienso que alguien debería estar grabando nuestros pensamientos. Me llama muchísimo la atención lo asociativa que es la mente, y como una cosa desencadena en otra y como cuando me subí al 130 en San Telmo pensaba en una milanesa con ensalada y ahora, en Saavedra, pienso que daría mucho por irme al sur, con amigos. Y pasar la noche en el medio de la nada. Pero entonces el celular, y es él, el otro, el chico que te hizo mal. El que no es los martes si no todos los días, el que es todo lo que no decís. El que podés asociar con cualquier canción desde Hatful of love hasta la de Radiohead con la que te suicidás un domingo a la noche. No sos The Doors antes de coger, ni I Wanna be Yours mientras te saco la remera un viernes a la noche. Sos todo el iTunes, todos los días. Y eso es tan cursi como que te diga que me gustás. Pero él no te dice "Where r u little ana?" un martes, te escribe cualquier cosa, algo absolutamente mundano y vos, un día, con eso, flasheaste amor. Las ganas de chapar guardatelas para la semana que viene, no hay plan B.



El calor y las reflexiones.
Padre que me despierta de la siesta para decir que habemus auto y hotel para Ushuaia.
Mi habitación que sigue siendo un kilombo.
Y yo que debería establecer prioridades.
Bruna cuando es A. 

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