miércoles, 14 de agosto de 2013

Te quiero romper el corazón, hacerlo pedazos. Quiero que me dejes quererte y destruirte, ¿por qué para que sirve el amor si no es para clavarse hondo, pinchar fuerte, estrujarnos y terminar deshaciéndonos? Quiero ser quien dispare primero, quien pueda alardear de haberte quitado la poca luz que te quedaba en los ojos o de aniquilarte la sonrisa. Quiero ser y sentirme el más fuerte de nosotros dos. No me mires así, no voy a lastimarte. Pero la única forma de quererme es que entiendas que tengo el poder de destruirte, de deshacer tu mundo con unas pocas palabras, de acribillar tus sueños. Si ahora me dijeras, por ejemplo, no te quiero; me hundiría una tristeza tan profunda de la que sólo vos podrías sacarme. No es que vayas a dañarme, pero el dolor que podés causar es proporcional al amor que te tengo. Y quiero ser el más fuerte para abrazarte mejor, para borrar tus fantasmas, para defenderte de todo eso que pretenda dañarte y que no sea yo mismo. Es una idea bastante negativa, supongo, ¿pero nunca notaste que las únicas personas capaces de hacernos realmente daño son aquellas que queremos? ¿Por qué será que dos sentimientos tan contradictorios están tan relacionados? Supongo que porque no siempre se puede vivir en días soleados, porque no hay luna llena sin noches, así como no hay amor sin dolor. Te quiero ver sangrar, mi amor, para después pintarte los días de acuarela y quererte como si no hubiera dolor más que ese que ambos podemos causarnos por el simple hecho de querernos mucho.

A Marina le agarró un ataque de amor conmigo y todo junto me dijo que:
le gusta tener una amiga que escuche buena música
quería leer algo lindo y cuándo iba a subir algo al blog.
Creo que es la única persona a la que le escribo "a pedido".
Y cómo negarme.
Me pidió algo hijo de puta.
Qué se yo, esto es lo más hijo de puta que pude escribir 
dentro de mi actual estado risueño.
Qué lindo es querer a alguien.
Y qué intenso cuando eso se vuelve destructivo.
Bueno, basta.
No es bueno pero es algo.
Me tengo que sentar a terminar el guión.
Hasta lueguito,
De Bruna para Maru.

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