lunes, 18 de marzo de 2013

Las musas.

El día que entienda que en su pelo de colores está el sol, que lo más lindo que tiene son los ojos y no esos lentes cuadrados que no son más que un estorbo para llegar a su alma, que sepa entender cómo y lo que es, el día que su sonrisa sea sincera y no resignada, ese día voy a poder amarla completamente. Y cuando mis dedos acaricien el perfil de su cuerpo, la amplitud de sus curvas, cuando el silencio y eso sean suficientes; vamos a poder amarnos. Amarnos así, sin defectos. Con lo que somos y lo que no.
Para entonces voy a colgar en mi habitación sus fotos en celuloide, las enfocadas y las que desearía tirar, las que portan orgullosas una composición perfecta y aquellas desordenadas que, cree, no sirven para nada. Todas ellas van a estar en mi pared. Porque es ella la obra de arte, lo que siente y lo que piensa. Las fotos van a ser un accesorio, un camino más para llegar a lo que siente, ella sin ella, ella desde ella. Como un autoretrato en el que no aparece y un así la define.


Me gustaría hablar del amor que desarrollé hoy por el hombre que me hizo la ecografía.
Pero me salió esto.
Nada es como queremos.
Y así estamos.
B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario