martes, 3 de julio de 2012

De orgasmos y escritos.

Siempre que escribo me acuerdo cuando mi profesor, a quien extraño muchísimo, comparó esta acción con tener un orgasmo.  Recuerdo su sonrisa y el pequeño abrazo que me dio a modo de protección, como siempre que consideraba que hablaba de algo de lo que, se suponía, no debía participar. Pero él sabía que estaba preparada para escuchar todo lo que tuviese para decir. Recuerdo su voz y lo bien que leía mis cuentos o los otros, lo mucho que aprendí con él.

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