martes, 17 de julio de 2012

Sábato, por mí.

Estaba con mi mejor amigo y tenía, desde el viernes, "Sobre héroes y tumbas" en la cartera (se lo había prestado a otro amigo que leyó unas pocas páginas y me lo devolvió). Lo ojeó, como ojea siempre todos los libros, y encontró las dos páginas marcadas y los corchetes en lápiz negro. Me pidió que le leyera alguno de los fragmentos marcados, quizás simplemente porque sabe que me gusta leerle a la gente que quiero o porque le daba vagancia leerlo por su propia cuenta. Y se lo leí. Y me grabó.
Creo que no le hago mucha justicia a semejante fragmento; pero ya dije que me gusta leerle a la gente que quiero (todavía no descubrí por qué) y a ustedes los quiero, porque al fin y al cabo siempre tienen un tiempo para leer esto que es un pedazo de mí. Así que hoy decidí "leerles".
Dense permiso para perderse un momento en este fragmento que, para mí, es uno de los más lindos de la novela.

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