lunes, 18 de abril de 2011

La ventana del techo

Mamá me pidió que cerrara la ventana de arriba, la que está en el techo, antes de irme a dormir. Subí las escaleras con mi compu, el cargador, el iPod y dos pares de auriculares. Tiré todo sobre mi cama excepto el iPod con el que estaba escuchando Good Charlotte, me saqué la zapatillas y fui al otro entrepiso para hacer lo que me había pedido. Tenía que cerrar la ventana y la cortina, pero sólo llegué a hacer lo primero. Entonces, me quedé mirando para arriba. Es una noche hermosa, no hay una nube y la luna se ve perfecta (al menos desde la ventana de mi techo. Y miré una estrella, no era de las más grandes, pero me llamó la atención porque titilaba. Me quedé mirando, mirando, y pensé en Richie. Nada que ver con nada, pero a mí se me dio por pensar en él. Me pregunté qué hubiese sido tan grave, lo sentí como si en realidad la relación hubiese trascendido esa de alumno-profesor. Y en realidad no lo hizo, pero creo que esta es la primera vez que la muerte me pasa "cerca" y todavía estoy shockeada. Es la muerte, es el fin, se acabó. Entonces, entendí ese finito que tanto se lee en los libros. Se me llenaron los ojos de lágrimas y mirando las estrellas mientras sonaba Mi caramelo de la Bersuit, me mordí los labios para no hacer ruido y que mi vieja me escuchase llorar. Pensé en mi papá, que a pesar de la relación que tenemos necesitaba darle un abrazo y decirle que lo quiero; en mis abuelos, que seguramente son a los que menos tiempo les queda; en mi tío, en mis primos, en mí. Pero lo que más me ocupó la cabeza fue lo que me dijo mamá el otro día, eso de que planeaba irse a vivir al sur en unos 6 o 7 años. Yo me hice la fuerte, como una tarada, y le dije que me parecía bien. Me dijo que le dolía dejarme acá y yo le dije que no sea maricona, que podía ir a visitarla siempre que quisiese. Y me pregunté qué sería de mí sin ella. Porque nos hacemos las independientes, las dos, y bien sabemos el vacío que vamos a tener cuando no nos tengamos la una a la otra para escucharnos sobre cualquier cosa. Estábamos esperando el colectivo, entonces, cuando la abracé. Me parece bien, me parece perfecto; no quiero ni puedo retenerla acá. Es egoísta, es infantil, es en contra de todo lo que siempre habíamos hablado. Ella no se va a convertir en esas madres que dicen "yo lo di todo por vos" y yo no me voy a convertir en la hija dependiente de mamá. Igual sigue siendo raro, y no por eso me va a doler menos. Además, falta tiempo.
Pero no terminé ahí, seguí pensando. Mientras me ponía el pijama y seguía llorando, pensé en que me cansé de ocultar ciertas cosas. Ya no doy más y ya no quiero más, además en algún momento lo iba a tener que decir. No es fácil, quizá por eso no lo hablé antes con personas que lo debería haber hablado. Con Basile, por ejemplo. Esto quizá me cueste amigos, quizá no; pero si me cuesta algún amigo, voy a saber que en realidad esa persona no valía la pena. Mi mamá está enamorada, está enamorada y es muy feliz. Y aunque yo sienta que esta aclaración está demás, porque este tipo de aclaraciones no deberían suceder en una sociedad igualitaria, mi mamá está enamorada y en pareja con una mujer. Mi mamá no es una enferma, no es una loca, no es una desviada, no lo hace para llamar la atención, tampoco. Ella se enamoró de una persona, ¿y qué carajo importa si es hombre o mujer? ¿Tiene menos derecho por eso? No.
Quizá se pregunten por qué no lo conté antes, o por qué no se lo dije a gente con la que sí tenía la confianza como para contarlo: yo no me avergüenzo de la condición sexual de mi mamá, al contrario, estoy muy orgullosa de ella y de que parejas como la suya hoy se puedan casar en mi país; no lo conté por miedo a la reacción de los demás, porque había determinada gente que no quería perder. Ahora, la verdad, ya no me importa. Si me van a dejar de lado como si tuviese una enfermedad por algo que además es ajeno a mi persona, la verdad, se pueden ir bien al carajo y lo digo con cariño :)
Estoy dispuesta a hablar con cualquier persona del tema, parece que de pronto se fueron todos mis miedos al carajo. Quizá es porque en cualquier momento voy a tener un hermano y no quiero que crezca escuchándome decir que Pato es la amiga de mi mamá porque la verdad, no lo es. Quizá sea porque yo lo necesitaba, no sé.
Creo que muchísimo más calmada que antes, con el llanto controlado y Desert Song sonando, me voy a dormir.

Richie, ojalá estés bien ahora.

4 comentarios:

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  2. (Sí, tuve que publicar ésto en dos partes! Fue la forma sutil de Blogger de decirme que mi comentario se fue un poquito a la mierda, me parece.)

    Voy a seguir desvariando un poquito. De última, si no tenes ganas de leerlo o si te parece que la entrada era muy personal para que yo venga con mis boludeces, borralo, no te hagas problema.
    Hace una semana acompañé a una amiga a cortarse el pelo. Ella es hermosa, muy, muy bonita y muy buena persona, no tiene maldad, no juzga a nadie y nunca trata mal a las personas sin razón (hasta es raro que lo haga teniendo una razón). Se llama Irene, y te estarás preguntando qué tiene que ver con tu profe, con tu vieja, con tu blog entero. Bueno, Ire se cortó el pelo muy cortito, como se lo cortaría un chico, porque ella es así (y perdón por la expresión): Le chupa un huevo la moda, lo que usen los demás o lo que vayan a decirle.
    Resulta que hoy, en el pasillo de la escuela, un grupo de minitas un año más grandes que nosotras empezaron a joderla. ¿Sabés que hacían? Se pusieron a cantar: "Dame una T, T; dame una O, O; dame una R, R..." Torta. Porque se había cortado el pelo.
    Irene está con el mismo chico hace dos años, esas chicas no bancan a un pibe ni dos minutos. Por supuesto, ella no les dijo nada, porque era todo mentira y porque le pareció una boludez, al igual que todas, que alguien asumiera que un corte de pelo definía la sexualidad de una persona. A lo que voy es, y espero haber llegado a mi punto, siempre hay gente hija de puta. Siempre hay gente que va a discriminar, pero, como en éste ejemplo, son los que no valen la pena. A veces no es su culpa, son inmaduros y les faltan experiencias que los sacudan un poco y los ayuden a aprender. Ponete a pensar: ¿Cómo verías vos a los homosexuales si tu mamá no lo fuera? Yo a veces pienso, ¿sería tan abierta con las parejas gays y la sexualidad si no hubiera conocido a MCR, por ejemplo, que me ayudó a comprender un montón de cosas y a expandirme un poquito los límites de la cabeza? Por eso te digo que, si alguien no lo acepta, no desesperes. Es mi consejo, medio inútil y no solicitado pero consejo al fin. Quizá a algunas personas les falta un poco más de aceptación, y no creo que por eso haya que marginarlas, sino enseñarles, hablarles, darles un tiempo para comprender cosas que a todos nos tomó bastante asumir. Tampoco dejes que te hagan sufrir los de afuera, por supuesto. Esto va para el círculo de personas que querés y que no valdría la pena que dejes atrás por temas como éste. Hay una frase muy conocida de Bob Marley (que, aunque a nadie de acá le importe, es el músico favorito de Irene) que dice: "La verdad es que todos van a hacerte sufrir. Sólo debes encontrar a los que hagan que el sufrimiento valga la pena."

    Lo mismo pasa con la muerte, ¿no?...


    Bueno, asumiendo que te he embolado suficiente como para que TEMAS subir otra entrada por encontrarte con otro comentario de éste tamaño e índole, me retiro. Una última cita antes de enviar el comentario y cerrar la ventana, de John Lennon, porque pocas veces puedo evitar que ese señor se mezcle en mis comentarios, opiniones u escritos:


    "Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad.
    No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas.
    Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor... aunque la violencia se practica a plena luz del día."

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  3. Che, mepa que Blogger me odia. Sólo espero que ésto no se mande 456789 veces. Y, sí... necesité dos partes.

    Siempre leo, leo y marco qué me pareció, pero nunca me había atrevido a comentar. No sé si esté haciéndolo en la entrada correcta, tampoco, de todas las que hubiera podido elegir, porque ésta me parece particularmente personal. Sin embargo, es una de las que más me genera y, por eso, creo que es una de las que mejor podré darles una devolución.
    Me paso algo muy parecido hace unos años, en Febrero del 2009, parecido a lo que le pasó a tu profesor. Diría que fue igualmente trágico, pero no tengo idea del contexto en el que vos lo estás viviendo, y algunas opiniones injustificadas es mejor guardarlas. Era un chico de mi edad, compañero mío pero que iba a la división contraria, él al B, yo al A. Era uno de esos pibes buenos, que se diferenciaba del grupo de pelotudos atómicos que lo rodeaban porque justamente no se molestaba en seguir las tendencias estúpidas y era bastante más pensante. Le hablé pocas veces, nunca nos llevamos mal, ni bien, nunca pasamos del saludo en la calle o de pedir una tarea o las respuestas de una prueba, pero su muerte me pegó mucho más de lo que hubiera imaginado. Nunca antes había perdido a nadie: Abuelos, bien; papás, bien; tíos, bien. Gracias a Dios, todos siguen bien hoy, dos años después.
    Resulta que éste chico se fue de viaje con otro (y los padres de éste último), que sí era compañero mío, chocaron y él murió. Fue un duelo medio complicado porque empezábamos la secundaria y aparte, compartíamos el día a día con el otro chico que había vivido el accidente, que, obviamente, sentía (y sigue sintiendo) una culpa terrible. Pero lo peor fue el shock, la conmoción, porque nadie se lo esperaba, nadie pensaba que íbamos a empezar el 2009 velando a un chico de 13, 14 años. Fue horrible. Nadie lo entendía, pegábamos carteles con su nombre y fotos de él en las paredes del salón, en vez de estar pegando "Córdoba 2009" o cosas del estilo, y los directivos, como si nada pasara, nos pedían que los sacáramos porque "los nenes de la tarde no entendían".
    Y bue, creo que me estoy yendo mucho por las ramas. Quería abordar la terrible idea de que la muerte es inesperada y efímera, en un segundo estás, en otro no; y el mundo no para. Creo que eso es lo que da miedo de la muerte: no que te entierren, no "dormir por siempre", no pasar a ser un recuerdo, sino simplemente dejar de vivir. De un segundo a otro, dejar de vivir. Por eso creo, también, que le tenemos miedo más a la muerte ajena que a la propia (o yo, al menos) porque deja un vacío que minutos atrás no estaba y duele, confunde y no se llena. Uno empieza a romperse de a poquito con cada pérdida que le da la vida.
    Capaz que, sin darte cuenta, relacionaste lo de tu mamá con lo de tu profesor. No es igualmente trágico (ni siquiera puede considerarse malo, a mi parecer) pero el miedo a las reacciones de los otros frente a algo inesperado está siempre ahí. Igual que cuando alguien desaparece de un segundo a otro.

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  4. *se para y la aplaude*

    Cada q leo tu blog me sorprendo y esta vez no fue la excepcion.

    A veces las cosas más diminutas nos hacen pensar de la forma profunda y es realmente bueno q eso pase.

    Admito que se me formó una sonrisa en la cara cuando leí lo de tu vieja y Pato. Hace rato que lo vengo leyendo y esperaba que algún día esos miedos a perder a ciertas personas, se fueran.

    Ver a nuestros seres queridos felices, más si son nuestros padres, vale más q cualquier prejuicio social o mentalidad cerrada.

    Me encanta leerte Annie y espero que nunca dejes de hacerlo :)

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