domingo, 15 de agosto de 2010

No sé, no me molestes blogger ¬¬

Conversando con Josefina hoy, me di cuenta que es más fácil, más sencillo y mucho más dulce vivir en un sueño, en una ilusión. Sí, lo es. La realidad es dura, muchas veces dolorosa; pero como escribí una vez en uno de mis cuentos: "es mil veces más intensa". ¿Y te preguntás que elegir? Si felicidad ficticia (porque todos sabemos que un sueño es ficticio) o en una realidad, que si bien suele dar disgustos, los equipara con otros momentos intensos, lindos, dulces. Teniendo en cuenta que, como ya dije, soy de esos que creen que la felicidad se compone de pequeños momentos, elijo vivir de la segunda forma. Lo encuentro más valiente, más... ¿sensible? Sí, puede ser sensible también. Sin embargo a veces recaigo en ese facilismo de crearme una realidad, esa en la que yo mando, hago y deshago. He ahí mi contradicción, pero no me preocupo por determinadas contradicciones, creo que ser una presona contradicctoria es parte de ser coherente. Además, sino seríamos todos perfectos, ¿no?
A partir de ahora voy a intentar "ponerle más el pecho a las balas", encontrar lo positivo en lo malo porque "no hay mal que por bien no venga", disfrutar de lo bueno, vivir la vida, con mis realidades que serán la realidad. Porque no soy como mis personajes, yo vivo en una realidad que es la mía, la de todos, la del mundo: esta, en la que vivimos ahora.

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