domingo, 30 de marzo de 2014

"Scribble wildly"

Las pasiones que nunca se pierden. El aroma del café. El café. El calor de una taza humeante entre las manos un día de invierno. Esa calidez que se siente al volver a casa cuando hace frío, cuando llueve, cuando no tuvimos un buen día. El refugio. El invierno. El calor. El fuego. El cine. La imagen. El arte. La expresión. Crear, trasmitir. Soñar. Amar. Extrañar. Creer. Escribir. Volar y viajar. 
Los perfumes (los momentos, las personas a las que nos recuerdan). Los jazmines. Los sahumerios. Las fresias. Los colores. Las atmósferas que generan los colores en la imagen. Los cálidos, los fríos. El ruido en la imagen. Lo analógico. La fotografía. Entonces, la luz. Revelar. El sonido del obturador, de un proyector, de un tocadiscos. Las dobles exposiciones.  
Los amigos, las sonrisas. La música, los auriculares. Pero también los parlantes y la música alta, esa que de vez en cuando hace que el corazón nos lata más rápido. Y la música que no hace reír, que nos hace extrañar, que nos hace llorar o gritar. La lluvia. La nieve. El viento en la cima. El precipicio y el miedo. La adrenalina de caer, de tirarse. Los riesgos, la incertidumbre. Aprender y enseñar. Un abrazo. Un mimo. Un beso. Los labios rojos y las uñas bien pintadas. Los lunares. Las clavículas. Las barbas. Los lentes. El sonido de las risas, de alguien que es feliz. 
Cortázar. Sábato. Llorar, mirar, admirarse. Los ojos. El tiempo. El té en hebras. Las bufandas. Lo gorros. Un abrigo ajeno. Franco fumando un cigarrillo. Los hombres y los cigarrillos. Dormir. Dormir con alguien. Dormir la siesta. Los tatuajes, tatuarse. Elegir algo y elegirlo para siempre. Elegir a alguien y elegirlo mientras puedas. Y frustrarse y no entenderse. Y entenderse. 
Mamá dice que el enojo es una forma que tenemos de sufrir, de enfrentar el dolor. Que cuando nos lastima alguien que no nos importa, "nos chupa un huevo", podríamos pasarle por encima a quién fuese necesario, —dice—arrancarle los ojos a cualquiera. Pero, en cambio, cuando queremos estamos con la guardia baja; quizás nunca esperamos que alguien que queremos nos lastime. Entonces nos enojamos porque es mucho más sencillo enfrentar el enojo que el dolor. Ese poder de destrucción que regalamos sin instrucciones de uso cuando queremos a una persona. Entonces, también, querer hasta que duela.
Los viajes. Los bosques. Las manos. De nuevo, los abrazos. Un cigarrillo en el momento justo, una palabra en el momento justo.



Me compré una agenda para organizar mi año.
Quizás, pero sería demasiada carga para un par de páginas, ordenar también mi cabeza.
Tiene un par de hojas en blanco que yacen bajo el títuo "Escribí descontroladamente".
Por ahora está esto. 
Con diferentes letras, colores (según el humor, la hora, el lugar en el que escribo).
Pero hay como un constante continuará latiendo.
Quizás la hoja que todavía está en blanco.
No es nada y es todo.
Soy yo y no soy yo.
B.


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