domingo, 27 de octubre de 2013

Blanco y negro.

Eran alrededor de las cinco de la mañana. Franco leía algo de la facultad mientras yo aprovechaba la calidad de imagen de su computadora para editar una foto. Era la tercera vez que interrumpía su lectura para preguntarme si quería un café y todavía no había terminado el Sex on the Beach que yo misma me había preparado demasiado fuerte para mi gusto. Le dije por tercera vez que no quería nada y siguió resaltando los apuntes con el marcador naranja. 
—¿Te gusta más en color o en monocromo gris?
Se levantó del sillón dejando las hojas donde estaba y vino directo a la pantalla. Miró unos segundos en silencio y entonces dijo:
—No sé. ¿Qué hace que una foto sea mejor en color o en blanco y negro?
—Franco, no se llama "blanco y negro", te lo dije mil veces. 
—Bueno, eso demuestra que no soy yo la persona idónea para responder esa pregunta.
—Dale, ¿cuál te gusta más? No analices nada, respondeme impulsivamente.
—Blanco y negro.
—Monocromo gris.
—Monocromo gris. ¿Aprendí bien?
—Supongo, no sé, la discusión de por qué una foto es mejor en monocromo que en color es casi filosófica.
—¿Y vos que pensás?
—Que si hablás de una foto en particular, siempre va a haber una respuesta que le quede mejor a esa foto, ya sea color o monocromo; pero que si tenés una tremenda foto en color y una tremenda foto en monocromo gris, la segunda siempre va a ser apenitas un poco mejor. No sé, debería mostrarte ejemplos para explicarte mejor.
Volvió a sentarse al sillón pero esta vez no agarró los apuntes. Abrió el cajoncito de la mesa ratona y sacó un atado de cigarrillos y un encendedor de metal.
—Una de las cosas que más disfruto de vivir solo es fumar acá adentro—encendió el cigarrillo y volvió a hablar—. ¿Mandaste a encuadrar las fotos que queríamos?
—Si te traigo la foto de la gota me echan de casa.
—Bueno, traeme la de la estación Borges y mientras espero que me hagas la copia de la otra que quiero.
—Pero le tengo cierto cariño a esa foto...
—Si la próxima vez que te vea no me das aunque sea una de las dos, te retiro la invitación a este departamento.
—Sí, papá.
Encendió la televisión mientras yo cerraba Photoshop y abría el iTunes para poner música.
—¿Te jode que ponga Radiohead?
—Poné Neon Indian.
—Ni en pedo, demasiado feliz para esta hora. No sugieras nada que tenga que ver con Morrissey, tampoco.
—Vampire Weekend.
—Arjona.
—Bueno, poné lo que se te cante y andate a cagar.
—Siempre tan dulce.
Puse Kings of Leon porque si Neon Indian era demasiado feliz, Radiohead era demasiado depresivo. "Hacía un montón que no escuchaba esto, le dije mientras observaba cómo se levantaba para buscar una botellita de cerveza en la cocina la cual abrió con los dientes detalle que odio y repite únicamente para fastidiarme.
—¿Sabés? Creo que necesito ir al psicólogo.
—No puedo prestarte a la mía.
—Ya sé, infeliz. Te estoy comentando. ¿No es algo que siempre quisiste? Digo, que empezara terapia.
Me callé unos segundos porque le estaba cambiando el tono y yo me empezaba a alterar.
—No. No sé. Yo estoy pasando por un momento de amor y odio. El jueves salí pensando que a veces soy bastante idiota.
—A veces...
—Y contradictoria.
—Bingo.
—Y que en mi cabeza no hay lugar para otra cosa simultánea que no sea...
—No necesito que lo digas, ya sé lo que sigue.
—No quiero seguir yendo para darme cuenta de lo ínútil que soy a veces.
—A veces.
—Qué forro.
—Ana, hacés lo que podés, como todos. Y como a todos, algo tiene que salirte mal.
—Perdón, es que no puedo conmigo misma. Últimamente no puedo con nada, en realidad.
—Te descoloca depender de otros.
—¿A qué otros te referís?
—En general, no intentes buscarle continuamente doble sentido a lo que digo.
Dejé el iTunes en aleatorio y me fui a sentar con él en el sillón. Me saqué las zapatos y cerré los ojos mientras sonaba Iron & Wine. Escondí la cabeza en su cuello mientras me acariciaba la espalda. 
—Lo que daría porque no fueras vos.
—¿Tantas ganas tenés de decir el nombre propio? Porque insistís.
—Perdón.
—Es muy amable de tu parte decir que te gustaría que fuera otra persona, sobre todo una persona en particular. 
—Yo no dije eso.
—Boluda como si no te conociese. 
—Te quiero.
—Te admiro.
—Sos una mierda, esa no te la cree nadie.
—Muy bien. Anita 2, Franco 1.
—El que se duerme primero gana.


Fragmento de un viernes a la madrugada.
De volver a vernos después de haberle gritado
 porque se pasa de alcohol todos los fines de semana.
Después de las lluvias que suelen inundar nuestra amistad.
Bruna,
que hoy es más A que B,
que extraña escribir sobre algo que le resulta ajeno.








1 comentario:

  1. No me preguntes si soy yo porque ya sabes, o lo vas a deducir muy fácilmente con lo que voy a decir a continuación: Los quiero tanto que ya no es noticia mi (gran, enorme) preferencia. Jajajaja. Te extraño, mandale un beso enorme a él.

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