viernes, 18 de enero de 2013

Hoy es uno de esos días en los que la claridad me abandona y mezclo las cosas. Pero tengo dos temas que me seducen y dudo encontrar la forma de dividirlos en dos entradas, así que pensé: ¿por qué no mezclar?
Estos días estuve haciendo varias cosas y el tiempo para estar tranquila y pensar en lo que me pasa, fue escaso. Aun así, pensé un poco.Me di cuenta que, en el fondo, sigo buscando alguien con quien tenga cosas en común. Quizás por eso las cosas con L no hayan prosperado. Intenté convencerme de que nos parecíamos, de que había cosas en las que "encontrarnos"; pero dudo que así haya sido. Tanto es así que sigo sin saber qué música le gusta. Necesito alguien que pueda estar conmigo sin estar encima mío. Necesito estar en silencio, en esos silencios cómodos que de tan cómodos podrían ser eternos. Necesito alguien que me hable de arte con la misma pasión con la que yo defendería a Sábato o a Cortázar. Necesito a alguien que me muestre el mundo, que me enseñe de cine, que ame películas que yo nunca vi y que no le moleste compartirlas conmigo.
O quizás no, que simplemente ame la música. Que pueda quedarse tomando un té, un café, una cerveza, fumando un cigarrillo o leyendo un libro, en silencio, porque está en paz consigo mismo y porque no le hace falta hablar para comunicarse. Que me deje sacarle fotos, que me deje reparar en los detalles: el hueco que a todos se nos hace en la clavícula, la forma de sus manos, una sonrisa para siempre en el papel, su letra, su cara mientras duerme. Que me lleve la contra cuando sea necesario. Que sea lo suficientemente insistente para demostrarme que me equivoqué. Necesito alguien que me vuelva más humana, más real. 
O quizás todo lo contrario. Y sea simplemente alguien que me parta la cabeza
El otro tema... el otro tema me lo olvidé. 
¿Serán, esos años, mucha diferencia? Tengo miedo. Pero de ese miedo lindo que nos invita a correr riesgos. Ya los voy a poner al tanto.

Con amor, 
B.

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