lunes, 20 de febrero de 2012

El rollo

Una cámara vieja con un rollo monocromo. Un rollo de 36 fotos, del que sólo fueron tomadas 16. Un rollo que promete ser tantas cosas y quizás no es nada. La promesa de lo que queremos ser y quizás, tampoco, nunca seremos: buenos. Buenos en algo que nos apasiona, buenos en algo en lo que nos gustaría profundizar. Y no lo hacemos porque nos agobia la rutina, la nada, la desilusión, que termina siendo todo. El realizar de un deseo por el simple hecho de haber tenido la idea. Los ojos cerrados, ciegos, cansados. Qué nos motiva, qué nos mueve. Nada o todo, esas ideas que vuelven a mutar y a ser deseos, que desaparecen con la monotonía de la cotidianeidad. Somos todo lo que queremos ser, o nada. Como el rollo vacío, que promete aquello que si se descuida se vela. Y se veló. Y ya no es nada, no es nada de lo que prometía o quería ser, no es nada más que un simple trozo de material sensible velado. Y eso es todo. Inservible, maltratado, todo lo que quería, nada de lo que pudo ser.

Andá a saber si me agarró uno de esos momentos de abstracción, pensé en el rollo y algunas conjeturas. 
3 minutos tardé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario