No lo esperabas, pero volvieron las sonrisas.
Fui un desastre esta semana. Tengo la cabeza en otro lado y llego tarde a dónde quiera que voy.
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"Tenés miedo", dijo, mirándome a los ojos.
No era miedo. Los nervios me retorcían el estómago. Acercó su cara sin quitarme la mirada y se dio cuenta del error. Lo supo, casi como si pudiera leerlo.
Una foto nuestra ocupó mi mente por unos segundos. ¿Qué quedaba de aquello?
Me agarró la mano helada y dijo que no había razón para ponerse nerviosa.
Había en su cara algo auténtico, quizás por primera vez en mucho tiempo me decía la verdad.
"Te extrañé".
Estiró la mano y enredó en sus dedos la punta de mi cabello.
"El amor debería ser ilegal" dijo acompañada de una media sonrisa.
Yo asentí. Debería serlo.
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El principio es una descripción de mi semana. Lo del medio es un intento de ensoñación dulce.
Sólo retazos, perdidos, que prometen convertirse en algo algún día.
Y esta soy yo, explicando en qué consiste esta entrada.
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