miércoles, 7 de marzo de 2012

La vida como la conocemos va a cambiar cuando empieces la facultad y manejes, piensa ella. Ella que no ve la hora de terminar el colegio para empezar a trabajar, organizar sus horarios, estudiar únicamente lo que le gusta y conocer el mundo. Y cree que va a ser adulta a los diecisiete.
Pero en el fondo está llena de miedo. Esta llena de miedo porque teme pararse frente al espejo, mirarse y descubrir que no es esa persona que siempre quiso ser; teme mirarse al espejo y sentir que quemó etapas. Tiene miedo de cerciorarse, entonces, de que lo único que no se recupera es el tiempo y la vida.
Sin embargo, fiel a sus convicciones, se da cuenta que esto es lo que quiere ahora; sea por el motivo que sea.
Qué difícil es crecer, piensa entonces. Pero dudar es un error y ella lo sabe. Si duda, se estanca y estancarse es de mediocres. Es preferible arriesgar y haber perdido que nunca haber arriesgado, lo tiene claro.
Entonces arriesga, arriesga todo lo que tiene por ese futuro incierto y se convence de que no va a fallar, porque está haciendo lo que quiere.
La palabra amor está vulgarizada, piensa antes de dormir y sólo se le viene un nombre a la cabeza. Se enoja, abraza la almohada, se tapa, se da vuelta y espera no seguir soñando, al menos por hy.

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